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Mostrando entradas de julio, 2010

Tu valor (Parte 1/2)

“Marcas que dan estatus” es el título con el cual era iniciada la publicidad de una página de periódico vespertino la semana pasada. El mismo me llamó la atención, y conjuntamente con este, cómo la página era adornada con una serie de artículos de las mejores marcas del mundo. De manera muy sutil, se nos va vendiendo la idea de cómo una marca nos hace “ser mejor persona”. Inclusive, cada vez más nos inyectan la necesidad de adquirir las mismas. Quiero me permitan recordarles un viejo adagio que sostiene: “El hábito no hace al monje”. Es decir, una ropa no determina quien verdaderamente eres. El hombre ha sido creado para vivir en comunidad, a través de la cual somos influenciados unos a otros. Por tanto, como en un círculo vicioso, todo el mundo termina “necesitando la marca, o las marcas que nos imponen, y con las cuales obtenemos valor”. Es por todo esto que tanta gente decide, de la forma que sea y a como dé lugar, hacer dinero. Resulta entonces que en sociedades como la nuestra, do

*La raíz*

Evidentemente se han aumentado los niveles de violencia tanto callejera como intrafamiliar, los cuales han terminado en horrendos crímenes. Estuve mirando en un canal de televisión los golpes en todas partes del cuerpo ocasionados a un niño por su padre. Los casos de violencia dentro de los hogares por lo regular no son producidos en un día de manera abrupta, sino más bien paulatinamente, lo que va formando un hábito (peligroso), donde los miembros, sin darse cuenta, se van adaptando a vivir dentro de este ambiente. Por lo regular, las escenas de violencia son ocasionadas por cualquier cosa, algunas tan insignificantes que cuando preguntas qué ocasiono la discusión, por ejemplo, la misma fue originada por el cambio de un canal de televisión. Por lo general, cuando estos eventos ocurren, los familiares cercanos y vecinos tienen conocimiento de la situación, y en ocasiones, he conocido casos donde de manera anónima han dado participación a las autoridades. El problema de la violencia en

Bálsamo sanador

“Cuando me encuentro en algún lugar con determinada persona que hace tiempo me hizo un gran daño, en mi interior siento como si en ese instante se hiciera vivo ese momento”. “Si tengo la oportunidad de enterarme que esa persona va a participar en tal o cual actividad, inmediatamente evito ir a ese lugar”. Ambos comentarios solemos escuchar entre personas a las cuales conocemos.  Estos sentimientos afectan a quienes lo tienen de manera que interfieren en la vida cotidiana de los que lo mantienen. Y lo terrible es que a medida que pasa el tiempo los mismos se van agrandando y tomando forma, y llegan a convertirse en una gran montaña que bloquea e inhabilita para vivir a aquel que sin darse cuenta lo ha ido alimentando. El rencor es un ingrediente que daña e intoxica todo lo que hacemos. Dice La Biblia que la amargura, el rencor, seca los huesos. Por tanto, aunque científicamente no se menciona este como causa de enfermedades, quiero citar cuando también en La Biblia, en el libro de Job,

Cuándo decir no?

Suelo conversar con jóvenes adolescentes, ya que tengo uno de mis hijos precisamente en esta etapa. Uno de sus amigos mientras conversábamos me dijo, no a manera de pregunta, sino de afirmación: “¡Cuán difícil es para nosotros llevar una vida correcta acorde con las directrices trazadas por nuestros padres!”. Le pregunto: “¿Qué quieres decir?”, y responde con mucha seriedad: “Es que en estos momentos a lo malo se le llama bueno, a lo bueno malo, y cuando se hacen las cosas como tienen que ser, en ocasiones le llaman a uno tonto”. Cuando se me acercan padres con hijos adolescentes, una de las mayores disyuntivas a la hora de tomar decisiones con relación a dónde deben ir, con quién, el establecimiento de horarios de llegada y salida, entre otras cosas, crea serias dificultades. Es como si fuera luchar contra la corriente, en vista de que la mayoría pareciere como si nadie les frena. Dada la ubicación geográfica del lugar en el cual vivo en la ciudad, frecuentemente transito por las prin