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Mostrando entradas de octubre, 2010

*Oportunidades*

Nuestra población está  formada en su mayoría por personas jóvenes. Estos cada vez más, aprovechando las oportunidades que ofrecen los avancen tecnológicos a través de los cuales pueden adquirir mayores conocimientos en todas las áreas del saber, tienen una mejor preparación profesional. Además de este elemento, contamos con intercambios entre nuestras universidades con las principales del mundo. Es frecuente conversar con muchachos y muchachas que a los veinte y pocos años ya tienen maestrías y postgrados realizados tanto en nuestros altos centros de estudio como fuera del país. He querido señalar lo anterior en vista de un fenómeno cada vez mayor, y es la emigración a trabajar a otros países. Conversando con una madre, cuyas hijas han sido formadas en uno de lo centros superiores nuestros, analizábamos este fenómeno y nos pusimos a contar el gran número de amigos y amigas de sus hijas y de los míos que ya están trabajando en diferentes países de América y Europa y la gran cantidad qu

Cerrar puertas y ventanas

Es posible que, como padre, no te hayas sentado un rato con tu niño junto al televisor y detenido a evaluar los programas o muñequitos con los cuales cada día trae “entretenimiento” a tus hijos. Es este medio uno de los instrumentos mayormente empleados de forma sutil para introducir dentro del hogar las primeras dosis de violencia. La gran mayoría de mensajes emitidos van salpicados, aun sea en forma subliminal, de desafíos, violencia, etc. Y para los adultos, de llegar a obtener, a como de lugar, grandes cosas materiales, las cuales “te aseguran el éxito”. Sumado a todo esto, y lo que considero elemento principal, la violencia física y verbal que se está dando en nuestros hogares. Recién me narraba la propietaria de un colegio cómo un niño de cuatro años sostenía por el cuello a otro de igual edad, al punto de que si ella no llega lo hubiese asfixiado. Al citar la madre del niño agresor, esta le confiesa que su esposo, es decir el padre del niño, en diferentes ocasiones

Sin perder la cabeza

Adaptarse a los cambios, cuando estos implican tener que bajar los estándares de vida, provoca en los individuos gran conflicto. Entender que nuestras circunstancias han cambiado, ya sea por pérdida de un empleo, negocio que se va a la quiebra o un problema de salud, como una enfermedad catastrófica dentro del hogar, nos obliga a buscar medidas a través de las cuales tenemos que reestructurar por completo nuestra forma de vivir hasta ese momento. Esta disyuntiva, claro está, en países como el nuestro, donde “es importante” la apariencia de lo que se tiene, se hace más difícil en virtud de que genera una especie de temor a perder lo que para muchas personas es vital. Tengo una pariente que, en forma irónica, siempre ha dicho que: “el peor insulto en nuestra sociedad es ser pobre”. Hace unos años tuve la oportunidad de vivir la experiencia de una persona que a raíz de una situación en su negocio, donde por el alza del dólar su capital casi se eliminó, tomó como medida capit