Se podrían evitar
Por generaciones hemos escuchado que “el dominicano pone candado después que le roban”, convirtiéndose en una manera coloquial de definir la actitud que asume la gran mayoría de las personas en su vida cotidiana. Hace tiempo frecuentaba un banco donde, entre el escritorio de la persona donde yo solía ir y la de al lado, había una especie de desnivel y cordón grueso. En más de una ocasión fue elemento de tropiezo para muchos, incluyéndome a mí, que tuve que sostenerme fuertemente para no caerme. Ambas jóvenes se quejaban de los frecuentes tropezones ocasionados por éste. Un día cualquiera, llamo por teléfono y pregunto por una de ellas, me informan que está bajo licencia médica por una caída en el mismo lugar que le provocó, aunque parezca exagerado, una fractura en el coxis por la cual tuvo que permanecer varios meses en proceso de rehabilitación. Accidentes de este tipo, que a veces son funestos, podrían evitarse con simplemente precaver. Vemos a diario grandes catástrofes donde se pi