Salud para todos
“Compramos todo lo viejo” es una frase que, a través de un alto parlante, escucho junto con mis hijos entre 8:00 a.m y 8:30 a.m. todos los fines de semana como si fuera una hermosa melodía que usamos como alarma despertadora. Es posible que parezca una broma; no obstante, para todos aquellos que como yo hacen un esfuerzo para vivir en una zona “residencial”, es más que frustratorio tener que aceptar la contaminación del ruido, no importa la hora, para el mismo. El oído humano está apto para recibir sonidos sin que dañen, hasta un nivel determinado de decibeles. Una vez pasa de allí, esto se convierte en ruido, ocasionando efectos negativos tanto a nivel físico como emocional. Esta es una de las razones por las cuales hoy día los individuos tienen una tendencia a buscar momentos para salir de las ciudades en una especie de escape que les permita disfrutar de momentánea sensación de libertad. Lo que significa que se vive el día a día bajo prisión provocada por este fenómeno devastador,