¡Qué privilegio!
Por demás está decir, para los que habitamos en esta pequeña isla, que somos un pueblo de un alto valor cristiano, donde hombres y mujeres, sin importar nivel cultural o social, viven la fe cristiana. Para aquellos que han tenido la oportunidad de visitar otras naciones, por ejemplo el continente europeo, habrán notado cuán escépticos son los individuos en cuanto a lo espiritual. Entienden que es una especie de mecanismo de defensa de los pobres y aquellos con falta de intelectualidad para evadir su propia realidad. Tanto es así, que fue considerada la religión (aunque el Cristianismo no es una religión) como el opium de los pueblos, o lo que es lo mismo, una forma de buscar cómo vivir la realidad. Sin embargo, en nuestro país tenemos la oportunidad y la bendición de vivir en una sociedad donde desde el más alto nivel, que es nuestro Presidente, clase intelectual y profesional, hasta el que vende frutas en una esquina, no solo busca de Dios y cree en Él, sino que da gracias en