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Mostrando entradas de mayo, 2014

El insustituible papel de ser mamá

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Ser madre no es un título que se adquiere estudiando en la universidad, es un reconocimiento que se logra con la energía de amar, guiar, cuidar, acompañar y proteger con devoción a los hijos en cada una de sus etapas. En todo el mundo se dedica un día especial a ese ser que la naturaleza ha encargado de la reproducción y procreación de la raza humana: Se trata de esa mujer que lleva el título de madre. De todos los roles que una mujer desempeña, el más importante y el de mayor responsabilidad es el de ser mamá, ya que desde el momento mismo de la concepción del embrión, se desarrolla en ella un sentimiento especial e indefinible hacia ese ser que crece dentro de ella. Desde el momento mismo en que se tiene el primer hijo nace en el interior de la mujer un sentimiento que sobrepasa cualquier definición que se pueda establecer. Es una combinación de renuncia, entrega y amor pero, sobre todo, de protección, de manera que ante cualquier situación que se presente en su vida e

Sacrificio por amor

  Cuando tenía mis hijos entre tres y cinco años de edad, al pararme de la mesa terminando de almorzar e ir a la cocina, encuentro a quien los cuidaba con su plato en las manos y su rostro empapado de lágrimas. Al preguntarle qué le sucedía, sollozando me respondió: “Es que, cada vez que empiezo a comer, pienso en mis hijos que dejé en el campo y estoy segura que ellos no han comido”. Como madre muy joven igual que ella, me coloqué en su lugar y no pude evitar ponerme también a llorar y a consolarla. Me senté con ella, y descubro que había dejado sus cuatro hijos, uno de ellos con apenas meses, atendidos por la abuela, quien era de tan pocos recursos como ella y la motivó a venir a la capital en busca de una mejor vida, ya que su esposo, como es común en esta clase social, trabajador por jornal, tampoco tenía para sustentar su familia. Este caso me enseñó algo que me ha quedado de por vida, y es hasta dónde puede ser capaz una mujer de llegar, en su papel de madre, para ayudar y

Mi tía Irelinda

Desde muy joven, se dedicó a educar, especialmente en la etapa de la alfabetización, donde su mayor logro consistía en mostrar cómo  leía y escribía cualquiera de sus pupilos. Esta fue considerada como una de las mejores maestras de su tiempo, quien vivía preparándose y actualizándose para esta principal motivación de vida. Solía repetir nombres de hombres y mujeres que habían obtenido títulos técnicos o universitarios con altas calificaciones, diciendo: “A éste/a fui yo quien le enseñó a leer y escribir. Además, era maestra de primero y segundo de básica, y solía llevar sus “trofeos” a cursos superiores, dando muestra de cómo un niño recién alfabetizado podía leer y escribir, no solo correctamente, sino competir en lectoescritura con grados muy por encima. Siempre recibía folletos y material, que no sé de qué manera se la ingeniaba para hacerlo, desde España, los que servían de instrumento para sus enseñanzas. Me llegó a decir que es muy importante vivir investigando  sobre la ed