Me pregunto...
En días pasados, recibí un video, de tantos que le llegan a uno, que fue de gran impacto para mí. Un niño, que por su voz no parece tener más de seis años, cuestiona las implicaciones y cambios que trae la vida, a partir del momento que llega la mayoría de edad; no entiende por qué los adultos pierden la sonrisa, andan preocupados, la mayor parte de su tiempo se la pasan buscando dinero y más dinero para comprar cosas y que, una vez obtenidas, para nada parecen servirles porque siguen con los rostros endurecidos. Se hace una serie de cuestionamientos de hasta dónde es mejor quedarse niño que entrar y montarse en el “tren de los adultos”. Cada día las personas se enfrascan en más tareas, las cuales les roban no solo lo que analiza el niño, sino que acaparan todo su tiempo, sin que apenas puedan disponer del mismo para las personas cercanas, especialmente su familia. Si te sientas a conversar, por ejemplo, con jóvenes, te darás cuentas que por lo general estos han perdido la costumbr...