Profundo

El día primero de este mes, como cada año en el estadio Olímpico, con una asistencia de alrededor de 50 mil personas, el Pastor Ezequiel Molina, en su sermón habló sobre “La enfermedad”. En este caso no se refirió a enfermedades físicas, sino sostuvo que el mundo y la nación están enfermos. Al referirse a este término enfatizó que la misma se proyecta a todos los sectores incluyendo la familia. Verdaderamente estamos atravesando por momentos en los cuales todos los sectores se están preguntando cual será la solución a estos problemas, hacia donde llegaremos y cuáles medidas se podrían tomar para cortarlos o frenarlos. En los últimos días se ha estado enfatizando sobre el alto índice de embarazo en niñas entre 13 y 18 años, mayormente en sectores de clase económicamente pobre. Hay diferentes planteamientos para intentar controlar que los mismos se sigan dando, en virtud de todas las consecuencias que un hecho de este tipo ocasiona a la familia y, por ende, a la sociedad. Se ha discutido el énfasis de una educación sexual en las escuelas que incluya medios para prevenir dichos embarazos, tratando de que las niñas y los jóvenes aprendan a protegerse a la hora de tener relaciones sexuales. Pero, el problema no se resuelve ahí. Como señaló el pastor, esto es parte de la enfermedad por la que está atravesando nuestra sociedad, en la cual todo se permite, se han perdido límites, no se sabe que está bien o mal y, sobretodo, son muchas las fuentes a través de las cuales son emitidos mensajes distorsionados y tóxicos sobre la sexualidad específicamente. Cualquier anuncio o programa está cargado de doble sentido. El problema es mucho más profundo de lo que se cree.

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