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Mostrando entradas de enero, 2010

Cotidianidad que enferma

Desde mayo del año pasado, mi hija mayor quiso regalarme una lavadora-secadora de gas, no por no tener lavadora en la casa, ya que apenas llevaba dos años con la anterior, sino, por asunto de comodidad en el secado y a la vez ahorro de electricidad. Rechacé el regalo, precisamente para no hacer gastos. A mediados de diciembre, va, y selecciona lo que ella consideraba su regalo pendiente. Ofrecen instalarla de tres a cinco días. A la fecha y, después de varios reclamos con enojo, me recomiendan un supuesto técnico, al cual tengo que pagarle adicional por la instalación del gas. Este vino, hace apenas dos días y, para colmo, dicho equipo, que se ha convertido en un problema para nosotros, en virtud de que, el mismo día que la recibí, envío la otra a un familiar y, ahora resulta que no es de gas, sino, eléctrica; tengo que esperar quince días más, ya que el sistema no permite dicho cambio. Es decir: no solo nos dejan esperando para su instalación varias semanas, sino, que su error, en vez

Mirar al frente

Para iniciar el año, empezamos con esta primera publicación del miércoles 6 de enero 2010 en el Periódico El Caribe (sí, al día siguiente del regular, pero no menos importante)... Bendiciones, Grecia. --------------------------------------------- Hay momentos en la vida de las personas que, parecen tan oscuros como si nunca volveríamos a ver la luz. En ocasiones todos hemos vivido esta situación, sin embargo, de una manera u otra, en el momento menos esperado hemos visto iluminar todo nuestro rededor. El año que recién finalizó fue de grandes retos y dificultades para todos, no obstante y, paradójicamente, los pronósticos dados para este 2010 son muy positivos. Existen técnicas psicoterapéuticas que intentan provocar crisis para así, a través de esta, se produzcan cambios positivos y transformaciones en la conducta humana. Todos hemos aprendido, de una forma u otra, a valorar, empezando dentro de nuestros hogares, aquello con lo que ya contamos y desenfocar nuestra mirada, puesta solam

Para todos (4 de 4)

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He sostenido como forma de vivir la importancia de estar bien con uno mismo acorde con sus propias ideas y convicciones, ya que a cualquier lugar que uno va tendrá que encontrarse con su propia persona. Esto me recuerda una expresión que, de pequeña solía escuchar, a través de una ancianita: “Trate de resolver su problema dentro de usted, ya que, por lejos trate de huir, cuando llegue, le estará esperando el mismo problema sentado en una mecedora”. Muchas veces nos descuidamos a nosotros mismos, intentando agradar y ser aceptados por los demás, sin embargo, lo más importante no consiste en querer encontrar los aplausos y aprobación de otros, sino primero ser aceptados y aplaudidos por nosotros mismos. Cada vez se hace más difícil para todos el poder convivir o compartir con los demás, y esto se debe básicamente a las inconformidades y desacuerdos que mantenemos en la lucha interior. Hace muchos años leí del autor Tomas Harris, su libro: “Yo estoy bien, tu estás bien”, donde precisament

Para todos (3 de 4)

Con cuatro hijas, donde la mayor no había cumplido los quince años, una familia, integrada por una pareja donde siempre existió: armonía, respeto y, sobre todo, donde el papá fue el eje central, no solo porque mantuvo su responsabilidad como proveedor económico, de tal manera que su esposa nunca tuvo necesidad de trabajar fuera de casa, sino mas bien, dedicada a educar y formar, como ambos señalaban: “esas cuatro mujeres”; de repente, una mañana después de que el padre las llevo a su colegio como cada día y proseguir a su lugar de trabajo, de manera sorpresiva, al bajarse de su vehiculo, este se desmaya e inmediatamente, fallece. Imaginaran ustedes el efecto producido por la perdida de este, donde hubo un impacto tan grande que, por unos meses, la niña menor ni siquiera pudo emitir palabras. A partir de este momento en la vida de esta familia se produjo un cambio donde es la madre quien tiene que continuar con toda la responsabilidad y negocios llevados por el esposo, asumiendo ella es

Para todos (parte 2 de 4)

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Conversando precisamente el pasado domingo con una señora en una comunidad rural, sostenía lo difícil de la situación económica que estamos viviendo, no obstante, agradecía el poder cada día, vendiendo sándwiches y jugos frente a su humilde vivienda, ganarse alrededor de doscientos pesos diarios. Con expresión de gratitud, continuaba diciendo que, además, reúne cuatro mil pesos que le envían sus dos hijos desde la capital, con lo que, “gracias a Dios (así afirma) me permite cubrir mis necesidades básicas”. Su mirada tranquila y expresión alegre, con la cual me ofreció una taza de café, confirman que: “Rico no es quien más tiene, sino, aquel que menos necesita”. Somos invadidos por campañas publicitarias, a través de las cuales nos hacen salir corriendo en busca de artículos o asistir a eventos como una “gran necesidad”. En la actualidad está de moda pasar navidades fuera del país en cruceros, resorts, entre otros. Cada año son más las personas conocidas que terminan endeudadas por este