Al César lo que es del César

Estando en la ciudad de Seúl, capital de Corea del Sur, tuve la oportunidad de ver  en una de las principales avenidas próximas a la embajada dominicana, centenares de hombres y mujeres sentados en medio de la misma, rodeados en ambos lados de hileras de vehículos llamados cárceles. Sorprendida, le pregunté a la persona que me acompañaba qué era esto, y me dijo: “una huelga  en demanda por una situación al gobierno”. 
Mi sorpresa fue tremenda al  ver una manifestación que, no solo estaba pautada, coordinada y protegida por las mismas autoridades, sino que tenía hasta horario establecido, donde, llegada la hora pautada, todos de manera unánime se iban parando y alejando del lugar. 
Llevamos meses, en los cuales día tras día se levantan grupos en todo el territorio nacional, en protesta de toda índole. Son tantas, que algunos noticieros hacen una especie de recorrido de pueblo en pueblo transmitiendo las mismas. Es escalofriante y atemorizante aún para los que vemos esto en pantalla, el grado de violencia e irracionalidad, salvo varias excepciones, presente en el desarrollo de éstas. Se lanzan piedras, botellas, palos y qué no decir, el uso de armas blancas, de fuego de magnitud tremenda; que, por lo general, dejan pérdidas de vida, heridos graves y grandes pérdidas económicas.

En las últimas semanas, encender  un televisor por la noche es irse a la cama con todas estas escenas en tu mente, siendo una dosis adecuada para que cualquiera, por muy equilibrado que sea, tenga trastorno del sueño. Estas pérdidas de vida son, tanto de parte de las autoridades encargadas de poner el orden, entre los cuales han caído muchos hombres, como por parte de los  participantes en dichas propuestas. Sin querer defender a las actuales autoridades gubernamentales, no entiendo cómo precisamente cuando se tiene un presidente enfocado en políticas sociales, para transformar el modo de vida de nuestra sociedad, se produzcan las mismas. Éste lleva apenas un año, y si miramos, sin pasión, en medio de tantos retos, lleva grandes logros. Claro está, no hay una vara mágica para que se dé una transformación de cosas que llevan décadas sin resolverse.

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