Es mejor callar

Dada nuestra condición de ser un país pequeño, fácilmente al iniciar una conversación con alguien, terminan teniendo, muchísimas personas, conocidas en común, en otras palabras, todo el mundo “se conoce”, lo que cree que le permite emitir juicios sobre el otro.
He querido hacer esta introducción en vista de vivir en un país donde la privacidad, desgraciadamente, es difícil mantener. En cualquier reunión o medio, encontramos opiniones sobre la vida de una persona, donde muchas veces son emitidas por el “me dijeron”, “supe”, “he oído”, etc.
Quien no recoge, desparrama. Una vez que desplumas un ave en lugar abierto, ten por seguro, que por mucho que quieras recoger, algunas plumas quedan sueltas. Esto lo vemos a diario en distintos medios, como Internet, a través del cual se difunden cosas que dañan la imagen de otros y que, muchas veces, lo difundido, carece de veracidad, no obstante, el mismo llega de manera inmediata a todas partes del mundo. ¿Qué sentirá un individuo al difamar e injuriar a otro u otros?
Es conmovedor ver hijos de hombres o mujeres, de los cuales se ha dicho tanto, que estos viven condenados a la secuela que deja en ellos todo aquello que sea emitido sobre sus padres.
Vivimos en una sociedad, sin importar clase social, donde existe la tendencia de cualquier individuo, hacer suposiciones ajenas, muchas veces, dañinas, ya que las especulaciones no dejan de ser especulaciones.
Hay un relato, en el cual una mujer soltera era visitada diariamente por tres hombres distintos en horas distintas, era la comidilla del edificio en el cual vivía. Pasado un tiempo, una mañana cualquiera una ambulancia viene a recoger una persona, el esposo el cual estaba, durante mucho tiempo en cama, falleció. Los tres hombres que la visitaban a diario, uno era el medico, otro un sacerdote con la eucaristía y el tercero, el padre de este. Espero aprendamos de esta moraleja, y con esto cuidemos todo aquello que pueda salir de nuestra boca y que no sirva para edificar a otros.
Es bien fácil enlodar a alguien y muy difícil poderlo limpiar, por mucho esfuerzo que hagamos. Cuida la imagen de los demás, porque, aunque no lo creas, cuando delante de otros difamas alguien, sin darte cuenta, te difamas a ti mismo.

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