Para todos (parte 2 de 4)

Conversando precisamente el pasado domingo con una señora en una comunidad rural, sostenía lo difícil de la situación económica que estamos viviendo, no obstante, agradecía el poder cada día, vendiendo sándwiches y jugos frente a su humilde vivienda, ganarse alrededor de doscientos pesos diarios. Con expresión de gratitud, continuaba diciendo que, además, reúne cuatro mil pesos que le envían sus dos hijos desde la capital, con lo que, “gracias a Dios (así afirma) me permite cubrir mis necesidades básicas”. Su mirada tranquila y expresión alegre, con la cual me ofreció una taza de café, confirman que: “Rico no es quien más tiene, sino, aquel que menos necesita”.

Somos invadidos por campañas publicitarias, a través de las cuales nos hacen salir corriendo en busca de artículos o asistir a eventos como una “gran necesidad”. En la actualidad está de moda pasar navidades fuera del país en cruceros, resorts, entre otros. Cada año son más las personas conocidas que terminan endeudadas por este nuevo fenómeno. Esto me motiva a preguntarles: ¿Qué mejor momento que estas fechas para compartir en casa o ir donde familiares cercanos que, quizás, por el “corre-corre” de la vida, finaliza el año y no hemos podido compartir con ellos.

Al finalizar un año e iniciar otro, tratemos de enumerar nuestras necesidades y ver si las mismas están colocadas de manera adecuada, por ejemplo: techo, comida, escuela, salud, entre otras. Son renglones importantes y que todos queremos poder satisfacer, no obstante, debemos saber, en base a nuestros ingresos, la manera de cómo estos nos permiten vivir, comer, vestir; adecuándonos a los mismos.

Es necesario evitar, independientemente cual sea nuestro nivel de producción, sumergirnos en compromisos económicos, los cuales puedan poner en peligro el cubrir cada quién, según su situación, las necesidades básicas, lo que conlleva a crear en la familia una serie de situaciones de estrés y angustia, que traen como consecuencia grandes conflictos entre sus miembros.

Puede ser difícil mantenerse tranquilo y equilibrado cuando lo que ganas no abarca lo esencial, sin embargo, son mayores los compromisos extras asumidos cada mes.

Jamás pretendo eliminar sueños, romper ilusiones, al contrario, pretendo con esto, pisemos la tierra con la planta de nuestros pies y nos demos cuenta donde estamos ubicados, cómo nos estamos comportando; de lo que depende poder llegar hacia donde vamos.

Publicado en el periódico El Caribe, Dic 2009

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