Dos ejemplos

Durante veinte años he tenido la oportunidad de compartir con una hermosa familia, integrada por la pareja y tres hijas, cuyas edades hoy son: 28, 27 y 26.

La mayor compartió el colegio con mi hija hasta llegar al término del mismo, esta fue la razón original por la cual los conocí, no obstante hemos prevalecido con una hermosa amistad que me ha permitido ir conociendo el desenvolvimiento de la misma.

El padre, que durante más de treinta años ha logrado ser un empresario próspero con el apoyo de su esposa y sus tres hijas. Desde pequeñas, aun estas fueron educadas en un colegio de clase media-alta y vivieron siempre en un sector de igual condición, las mantuvieron integradas al negocio de la familia, el cual se encontraba nada

más y nada menos que en Villa Consuelo. Quizás otros padres, por ser niñas las hubiese mantenido distantes de la empresa, en cambio, no solo las involucró, sino que las preparó para conducirse en el mismo, siempre cuidando que no saliesen a la calle, que tuviesen precaución; pero, las tres, fueron educadas para que hoy fuesen lo que son, unas jóvenes profesionales de las mejores universidades, y empresarias dentro del mismo renglón enseñado por sus padres. La semana pasada, conversando con la menor, recordaba que a veces las buscaban al colegio en la parte trasera de un camión.

En un consultorio médico, donde fui a consultarme, se invirtieron los papeles al decirle a la especialista mi profesión de psicóloga, ya que la misma, a manera de desahogo, me manifestó abiertamente el problema de rebeldía con su hijo de 15 años: “no puedo con él”; “es irrespetuoso”; “para nada quiere colaborar”; “lo tengo en un buen colegio”; “en nada quiere ayudar al padre, sin embargo quiere tener grandes exigencias hacia nosotros”; “Sin embargo, no solo quiere imponer él las reglas, sino que apenas nos dirige la palabra”; “Y el colmo fue hace un tiempo al prohibir y molestarse cuando su papá fue a recogerlo al colegio en una camioneta vieja del trabajo, porque le hacíamos pasar la vergüenza delante de sus amigos”.

¿Qué les parece?, ¿Con cuál de estos dos casos, genuinos y verdaderos, cree usted identificarse?

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