Colegios y Padres

Aprovechando el término del año escolar, quiero destacar una situación que considero es de vital importancia tanto para padres como para los educadores. En reunión con la directora y la encargada de disciplina de un centro escolar con un muy buen nivel de enseñanza académica y formación personal en el estudiante, esta me pidió que hablase de lo que se ha convertido en ocasiones en un conflicto para los colegios: los acuerdos entre asociaciones de padres y estatutos y normas de dicho colegio. En ocasiones, sostiene la directora, le es más difícil ponerse de acuerdo con los padres que con los propios estudiantes, ya que estos muchas veces son más receptivos que sus tutores.

Una situación específica con la que dicho centro ha tenido dificultad ha sido en lo que se refiere a las actividades pro-graduación, las cuales además de ser una responsabilidad, implica exponerse a riesgos como la pérdida del control de las mismas. Como madre, entiendo la dificultad de educar ya que siempre, o casi siempre, la lucha es contra la corriente.

Es deber nuestro, en vez de entorpecer y desautorizar en la formación de nuestros hijos de parte de las escuelas, colaborar en todo lo que sea posible para ayudar en el desarrollo de ellos.

Precisamente la encargada de disciplina buscó la opinión por escrito de una madre, donde esta, en forma de protesta y crítica, sostenía: “Ustedes necesitan ponerse acorde con lo tiempos y adecuarse a los mismos en vista de que estos han cambiado”. Lo que significa que todos los controles con el objetivo de formar hombres y mujeres que en el presente puedan tener convicciones propias, las cuales les sirvan para su vida futura parecen tener choque precisamente, además de los jóvenes, con sus padres.

Es difícil dirigir un centro docente para niños y adolescentes y, más aun, entendiendo la responsabilidad que le asiste a la escuela desde el momento en que nuestros hijos son depositados en sus manos.

Busquemos la forma de hacerle entender a nuestros hijos la importancia y el papel que juegan sus profesores y autoridades escolares, y sobretodo inculcarles que educar, más que una carrera, mas que un trabajo a través del cual reciben un salario, es algo que se hace por vocación, entrega y, sobretodo, servicio. Enseñémosle a quererlos y a agradecerles.

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