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Todos conocemos personas que con el inicio de año se proponen nuevos retos
con la finalidad de cuidar su cuerpo, principalmente, del exceso de peso. Es
probable que se hayan pasado el año completo iniciando y abandonando una y
otra vez diferentes dietas para adelgazar. Unos como señalé, por salud; y
otros tantos, especialmente el sexo femenino, por el cuidado estético de su
figura. Esta lucha permanente conlleva un gran manejo de tensión, ya que la
misma necesita del individuo una alta capacidad de “auto control”.

Me decía una amiga con problemas de diabetes: “Sé que no puedo comer dulces,
pero no aguanto y me como siempre un poquito. Eso sí, casi siempre la tengo
alta.”. Como esta son muchas y muchos que batallan día a día entre lo que
deben o no deben comer, violando las reglas impuestas por sus médicos a
sabiendas de las consecuencias que trae hacerlo.

Esta es una de las cosas aparentemente sencillas. Sin embargo, son muchas
las familias donde, por ejemplo, con lo niños, les alimentan a base de una
serie de productos que “facilitan la vida”, ya que vienen prefabricados,
enlatados, embotellados; no obstante, estas mismas familias, no por
ignorancia, su carro de supermercado siempre viene equipado de los mismos.
Verdaderamente *cuesta* hacer conciencia, sobretodo en estos momentos donde
todo es “para ayer”, de cuán vital es la una adecuada alimentación a base de
productos lo más naturales posibles para la salud de los hijos.

Hay otra forma que se ha convertido en algo prácticamente cotidiano de
también aparentemente cuidar el cuerpo, y es el someterse, sin el mayor
análisis a un quirófano con la finalidad de corregir elementos que no nos
agradan, tanto es así que he escuchado el término “descuido” ante unas
grasitas de más. Someterse a un quirófano para correcciones de distintas
partes del cuerpo donde una gran mayoría lo hace si contemplar los riesgos
principalmente con su familia a los cuales se somete. Conozco casos de niños
que hoy son huérfanos porque sus madres, sin medir consecuencias y sin
reconocer la responsabilidad con su propio cuerpo las han llevado a
consecuencias funestas.

Con todo esto no pretendo hacer alarme ni mucho menos negar que hay
ocasiones en que son que son necesarias, sino que reconsideremos la
responsabilidad que conlleva en esto último. Velemos por nuestros cuerpos.

 

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