Algo sucede

En días pasados el Dr. César Mella escribió acerca de una conferencia emitida por él a
jóvenes de clase media-alta, donde se dio cuenta de cómo una gran cantidad de estos
pretende estudiar fuera del país tan pronto termine el bachillerato. Hace mucho tiempo
vengo cuestionando, precisamente por los amigos de mis hijos, cómo también en este
otro círculo la gran mayoría, aunque ya graduados de la universidad, tienen las mismas
pretensiones. Muchos de ellos ya han salido a estudiar e, inclusive, no han querido
regresar y han preferido quedarse trabajando. Conozco una joven la cual fue a hacer una
especialidad de un año a Italia, y decidió por igual buscarse un trabajo, y allí se quedó.

Este último caso, donde no existe ninguna necesidad económica que la motive a tener que
emigrar, por el contrario, tiene muchas puertas abiertas por las cuales entrar. Sin embargo,
recientemente acaba de escribirme reafirmando que no quiere regresar.

Si lo enfocamos desde el punto de vista de la falta de oportunidades para los jóvenes, es
posible que justifiquemos o entendamos la necesidad de los mismos en probar en tierras
extranjeras. No obstante, en el caso de las experiencias que me ha tocado compartir, esta
no es la razón. Ya que, no solamente vienen de familias con recursos económicos, sino
también, tienen medios que les permitan poder desarrollarse profesional y socialmente
hablando.

Buscando respuesta a este fenómeno, sin pretender quitar importancia y valorar la
necesidad de la juventud en cada vez querer una mejor preparación, me he planteado las
siguientes interrogantes: ¿Será acaso que ha habido una disgregación o separación afectiva
en las familias?, ¿Será que los padres, sin darse cuenta, han perdido nexos afectivos con
sus hijos?, ¿Será la falta de tiempo para interactuar entre los miembros de una familia que
ha creado una independencia tal entre sus miembros que ya ni se extrañan?, ¿Acaso será la
tanta comunicación y apertura con el mundo que ha proporcionado dicha separación?

Sé, como madre, que una de las cosas que uno quisiera cosechar es precisamente poder
disfrutar su familia y compartir con sus hijos cada logro de los mismos. No sé si usted está
de acuerdo, pero cuántos padres de nuestra sociedad, hoy día, solo hablan y se comunican
con sus hijos por vía telefónica, correo electrónico u otros medios. ¿Qué es lo que está
pasando?

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