Medidas inmediatas.


La sociedad dominicana atraviesa en estos momentos por una problemática en la cual todos, de manera
inmediata, debemos ser copartícipes para solucionarla, y es precisamente el deterioro intrafamiliar y las
manifestaciones de violencia y tragedias que día a día se están repitiendo en diferentes zonas del país. Insisto,
como terapeuta de familia, a través de la cual he podido evaluar y tratar grandes problemas en los hogares, los
cuales se resuelven y se logran cambios definitivos cuando estos son atendidos a tiempo, en la gran necesidad de
mantener familias sanas con reglas claras y paradigmas definidos; en virtud de que estas son la zapata para poder
tener una sociedad con funcionamiento adecuado.

Los cuadros de violencia y tragedias que vemos a diario son más que suficientes para saber que las medidas a
tomar en búsqueda de ayuda y tratamiento de las mismas es emergente. Cada día son más frecuentes los hechos
desgarradores que se producen en el interior de las mismas.

A través de este medio, y de manera repetitiva, he realizado llamados a todas aquellas instituciones que se
encargan de trabajar con grupos, a buscar alternativas que solucionen este grave problema.

Si nos ponemos a observar, en los casos de personas conocidas u otros que llegan a través de nosotros por
los medios de comunicación, previo a situaciones trágicas, se han ido operando, a veces por años, amenazas y
episodios de forma física y verbal, con lo que las personas involucradas dentro del el entorno, "aparentemente" se
acostumbran a vivir con esto. Son muchos los casos que, a manera de búsqueda de opinión, sin importar la clase
social, han llegado hasta mí sobre parejas que permanentemente se agreden, hasta de manera física; hermanos
con rivalidades y conflictos entre sí de grandes dimensiones. A la hora de investigar cuando ocurre un hecho de
esta magnitud, las personas cercanas, incluyendo vecinos, conocían los problemas que se daban en el entorno
de estas familias. Sin embargo, nadie, por no querer involucrarse, hizo nada por la búsqueda de ayuda ante tales
casos.

Quiero pedir a las iglesias, tanto católicas como evangélicas, ya que las mismas juegan un pale determinante en
nuestra sociedad, a trabajar arduamente en la reestructuración y transformación de lo hogares dominicanos;
instituciones gubernamentales y, de manera especial, a los que dirigen los hogares, buscar ayuda y orientación
ante síntomas pequeños, y así evitar grandes males.

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