Evítalo

Como cada domingo, María y unos cuantos amigos solían ir a misa en la mañana, y acostumbraban después quedarse reunidos conversando. Ese día decidieron ir a comer chicharrones a un lugar conocido a unos cuantos kilómetros fuera de la ciudad. En el trayecto, el vehículo se desvió, viró a la derecha donde había un canal, en el cual cayó. Casi todos salieron ilesos, pero a María, joven bella, con 18 años de edad, el agua le cubrió su rostro, la posición en que cayó no le permitía levantar su cabeza y en segundos, cuando sus amigos trataron de levantarla, ya ésta había fallecido. Esto, hace más 30  años y todavía me impacta.

Este grupo de jóvenes no había ingerido alcohol, ni nada por el estilo, simplemente le llegó el momento a ella de término en su vida.

Recientemente, un estudio nos coloca,  entre 186 países, en el segundo país que ocurren más muertes por accidentes de tránsito. No sé hasta dónde otro ha sido impactado por esta cifra, pero a mí en particular me lleva a una gran reflexión sobre el valor de la vida, y cómo, por desatinos y descuido de conductores inconscientes, que se olvidan que un volante puede ser un arma terrorífica si no se tiene presente la responsabilidad que esto conlleva, tantas familias nuestras han perdido sus seres queridos.

En la madrugada del miércoles, tres jóvenes, los cuales eran hermanos, perdieron sus vidas impactados por un vehículo conducido por otro joven de apenas 20 años, arrollándolos en una vía importante de nuestra ciudad capital. Nadie está preparado para la pérdida de un ser querido, especialmente un hijo, ni podrá entender el sentimiento que envuelve a sus padres y familiares cercanos. Los que tenemos hijos sabemos lo que significa para un padre o madre levantarlos, formarlos y que, de repente, por una imprudencia, como en este caso,  les, fueron arrebatadas sus vidas.

Se anunciaron medidas importantes a tomar en cuanto al tránsito, pero hay algo vital que quiero sugerir y es que se tomen medidas drásticas contra las personas  que consumen alcohol  cuando conducen vehículos de motor. Un conductor borracho es lo mismo que un a persona con un arma en la mano, dispuesto a disparar al primero que encuentre y, más aún, a terminar con su vida y la de los demás.

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