Sacrificio por amor


 Cuando tenía mis hijos entre tres y cinco años de edad, al pararme de la mesa terminando de almorzar e ir a la cocina, encuentro a quien los cuidaba con su plato en las manos y su rostro empapado de lágrimas. Al preguntarle qué le sucedía, sollozando me respondió: “Es que, cada vez que empiezo a comer, pienso en mis hijos que dejé en el campo y estoy segura que ellos no han comido”. Como madre muy joven igual que ella, me coloqué en su lugar y no pude evitar ponerme también a llorar y a consolarla. Me senté con ella, y descubro que había dejado sus cuatro hijos, uno de ellos con apenas meses, atendidos por la abuela, quien era de tan pocos recursos como ella y la motivó a venir a la capital en busca de una mejor vida, ya que su esposo, como es común en esta clase social, trabajador por jornal, tampoco tenía para sustentar su familia.

Este caso me enseñó algo que me ha quedado de por vida, y es hasta dónde puede ser capaz una mujer de llegar, en su papel de madre, para ayudar y sacar adelante sus hijos. No me quedé solamente con haberla escuchado y solidarizarme como mamá que disponía de todo lo que a esta le faltaba, sino que los días siguientes era yo quien, al sentarme a la mesa con mis hijos, apenas podía comer viendo cómo a estos había que hacerle cuentecitos para motivarlos a ingerir todo su almuerzo, mientras que aquellos tal vez habían ingerido un vaso de agua. La concienticé de regresar a su casa, entendiendo que aunque a través de mí tendría un salario, se habían quedado cuatro niños, no diría que en abandono, pero ya para mí era un acto de injusticia tenerla a ella.

Sé que cuadros como éste se repiten a diario, tanto en zonas marginadas de la ciudad como en el campo. En este momento se están implementando proyectos, que todavía no se ha asimilado la magnitud del cambio que llevarán a nuestra sociedad, y son las tandas extendidas en las escuelas, que permiten a los niños desayuno, almuerzo y merienda, así como también las estancias infantiles, donde se pueden llevar los niños y dejarlos al cuidado de manos expertas y alimentación adecuada. Aplausos a todos estos proyectos sociales, cuyo aporte es incalculable. Y tú, ¿con qué puedes aportar?

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