Tu valor (Parte 2/2)

Carmen, la hija de la profesora Práxedes; Carlos, hijo de Nenito, profesor de
matemáticas; o simplemente María, hija del señor que vendía leche. Esto bastaba para
que cuando cualquiera de esos jóvenes llegase a un lugar fuera parte de su identidad.

Sé que son muchas las personas que hoy día se cuestionan: ¿Qué va a pasar con la
humanidad?, y en especial, aunque hay cierta apatía por una parte de la población,
reconozco también que, dado lo que vivimos día a día, especialmente los eventos que
han sido dados la semana pasada, los cuales están de más que los vuelva a citar; ya que
los mismos han sacudido sobremanera ha toda nuestra sociedad. Tanto es así que en los
medios de comunicación masiva, conocidos especialistas de la conducta humana y el
comportamiento psicosocial han manifestado sus preocupaciones precisamente por la
distorsión de lo que es el verdadero valor de un ser humano.

Bien sostiene La Biblia (ojala mucha gente pudiera entender cuánto tenemos que
aprender de ella) en : “De más estima es el buen nombre que las
muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro. Esta cita bíblica nos muestra
el antagonismo de lo que es el verdadero valor para la sociedad en la cual hoy vivimos.
Las grandes crisis por lo general suelen provocar grandes cambios en el medio donde
ocurren. En este momento necesitamos como nunca unir esfuerzos dentro y fuera de
entorno familiar para con ello, sin que esto sea una utopía, podamos trabajar mano a
mano en el rescate de lo que se ha perdido.
Esto debemos llevarlo a cabo en todas nuestras instituciones públicas y privadas,
militares, religiosas y en conjunto, cada cual dar donde se encuentre su aporte para
rescatar valores.

En lo que a mí concierne como ciudadano, quiero dejarles lo siguiente a los padres:
1. ¿Has hecho conciencia a tus hijos de las cosas que verdaderamente tienen valor por
sí mismas?
2. ¿Les has inculcado valores patrios?
3. ¿Les has enseñado valores cristianos?
4. Independientemente de las fallas de nuestras instituciones castrenses, ¿Les has
inculcado el sacrificio de ser militar?
5. Y por último, ¿Has sido ejemplo para ellos de respeto dentro y fuera del hogar?
Sin esto, entre otras cosas, no podemos pretender una sociedad saneada.

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