Gran riqueza

Como si el tiempo no hubiese transcurrido y se encontraba en en su plena adolescencia, fue el comportamiento de un grupo de amigos con los cuales tuve la oportunidad de compartir en casa de una pariente. Fui invitada al mismo porque, aunque solo en etapas de vacaciones, pertenecía a lo que ella llama amigos de infancia.
Las caretas, poses, disimulaciones, no estaban presentes en ese lugar. Retomaban una y otra vez historias donde ellos habían sido los protagonistas y sobresalía el orgullo de su participación en dicha obra. Todos estaban relajados, nadie preocupado de cómo se ve, en ningún momento se hablo de dinero, moda, viajes, marcas, carros, dietas; como si todos estuvieran necesitados de simplemente encontrarse y tener la hermosa oportunidad de compartir como amigos.
Creo oportuno, meditar sobre la necesidad que todos tenemos de comportarnos tal cual somos, con altas o bajas, éxitos o fracasos; a veces, con unos kilos de más, con arrugas que ya han aparecido, canas que, aunque cubiertas por colores y no se ven desde afuera, están ahí.
En nuestra sociedad, sin importar clase social, inversa a este relato, parecería como si estuviéramos en pugna constante por querer ser lo que no somos, aparentar lo que no tenemos. Con lo que de manera permanente las personas viven sumergidas, sin darse cuenta, en situaciones estresantes. No somos actores en una pantalla, donde las vidas mostradas no tienen nada que ver con el personaje que las representa. Por el contrario somos simples seres humanos diseñados de manera única y especial por Dios Creador, quien se esmeró en que cada uno de nosotros seamos únicos e irrepetibles.
Ahorra preocupaciones, sin importar edad, siendo tu mismo.

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