Medidas
Las personas hoy son bombardeadas por influencias culturales, dada la facilidad de difusión de los eventos que se dan en cualquier lugar, sin importar cuán distantes estén, de forma tal, que se puede pasar vía satélite de manera simultánea, algo que se está produciendo en Japón, por ejemplo, al mundo entero. Sin embargo, esto también tiene sus consecuencias negativas, porque conlleva a que todo sea global y, sin uno darse cuenta, va robando y afectando poder mantener una cultura propia, con valores y esencia propia.
Nuestra sociedad atraviesa por mucha ambivalencia en cuanto a lo que es o no correcto, especialmente en lo que tiene que ver con la formación de los hijos y regla de juego dentro de los hogares. Si hay algo importante a tomar en cuenta, es la familia, la responsabilidad que tiene ésta. Ya que, es en su seno donde tenemos que enfatizar todo proyecto, para con ello poder lograr verdaderos cambios en aspectos como algo que se debate en todos los escenarios, y es la delincuencia juvenil. Las nuevas autoridades gubernamentales, conjuntamente con instituciones dedicadas a trabajo social están desarrollando amplios programas, encaminados todos a poder formar, especialmente en sectores de escasos recursos, familias bien estructuradas, orientadas, que permitan individuos aptos para vivir en forma productiva y sana en sociedad. Ahora bien, hay un elemento indispensable para una salud mental adecuada en los miembros de una familia, especialmente los hijos, y es la definición de autoridad, quién es la cabeza y quién pone reglas. Es frecuente encontrar en los hogares una inversión de las mismas, donde quienes las pautan son los hijos, grave error.
Si revisamos los hechos de violencia callejera y hasta intrafamiliar, encontramos, por lo general, como responsables a menores, especialmente adolescentes. A veces, tan implacables y viles son sus actos, que verdaderamente necesitan ser castigados por la Ley. Es verdad que es necesario cuidar los menores de edad, pero es más que necesario que sus actos sean penalizados, para que tanto ellos como aquellos que traman hacerlos, sepan y entiendan que no quedarán impunes.
Nuestra sociedad atraviesa por mucha ambivalencia en cuanto a lo que es o no correcto, especialmente en lo que tiene que ver con la formación de los hijos y regla de juego dentro de los hogares. Si hay algo importante a tomar en cuenta, es la familia, la responsabilidad que tiene ésta. Ya que, es en su seno donde tenemos que enfatizar todo proyecto, para con ello poder lograr verdaderos cambios en aspectos como algo que se debate en todos los escenarios, y es la delincuencia juvenil. Las nuevas autoridades gubernamentales, conjuntamente con instituciones dedicadas a trabajo social están desarrollando amplios programas, encaminados todos a poder formar, especialmente en sectores de escasos recursos, familias bien estructuradas, orientadas, que permitan individuos aptos para vivir en forma productiva y sana en sociedad. Ahora bien, hay un elemento indispensable para una salud mental adecuada en los miembros de una familia, especialmente los hijos, y es la definición de autoridad, quién es la cabeza y quién pone reglas. Es frecuente encontrar en los hogares una inversión de las mismas, donde quienes las pautan son los hijos, grave error.
Si revisamos los hechos de violencia callejera y hasta intrafamiliar, encontramos, por lo general, como responsables a menores, especialmente adolescentes. A veces, tan implacables y viles son sus actos, que verdaderamente necesitan ser castigados por la Ley. Es verdad que es necesario cuidar los menores de edad, pero es más que necesario que sus actos sean penalizados, para que tanto ellos como aquellos que traman hacerlos, sepan y entiendan que no quedarán impunes.
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