Advertencia


Llegar a la casa después de una faena de todo un día y, de forma autómata, ponerse cómodo y
encender el computador para revisar correos, y luego, entrar a las redes sociales se ha convertido
en un estilo de vida para la gran mayoría de personas, sin importar edad. Es probable que por las
ocupaciones de trabajo apenas haya podido comunicarse con su familia (llámese esposo(a), hijos,
etc.); no obstante, penetra a un mundo el cual está logrando cada vez más y silenciosamente una
separación entre los miembros de su propio hogar.

Todos comparten un mismo techo, están diariamente juntos, pero invadidos de forma
permanente por la “comunicación” moderna, la cual se ha encargado de convertir a cada uno
de los miembros en un ente separado. ¿Y entonces, qué está pasando, si vivimos la era de la
comunicación?

Recuerdo una familia que por las noches, dados los apagones de energía eléctrica, y solo había
luz en la parte de abajo con una lámpara de gas propano que iluminaba todo el entorno, lo
que provocaba, sin calcularlo nadie, una tertulia diaria que, sin nadie entender, los mantenía
permanentemente unidos cada noche.

Esas son de las cosas que a veces me hacen cuestionar hasta dónde los efectos de los supuestos
avances son, en vez de positivos, en ciertos modos perjudiciales en lo que concierne a la cercanía
física y emocional entre los individuos hoy día. La mayoría de la gente no se entera qué pasa
dentro su casa y, muchas veces, los últimos en descubrir cosas que ya todos saben y que han
dañado a uno más de sus miembros, son los de adentro; cuando los daños, en ocasiones, ya están
avanzados.

Meterse horas a navegar por el mundo y enterarse qué hace fulano, si está o no de viaje, con
quién anda, el carro que se compro, el desfile de modas que a través de las fotos diarias podemos
ver (en el caso de las mujeres), con lo que se rompe todo tipo de privacidad que por lo general
siempre se había cuidado. Esta publicidad conlleva a que los involucrados en ella empiecen
a manejar una serie sentimientos inconscientes, los cuales contribuyen a un aumento en la
competencia social, que es uno de los males que está afectando grandemente a nuestra sociedad,
y que lleva, especialmente a los jóvenes a querer hacer o querer tener lo que todavía no está a su
alcance.

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