Inventario (3 de 4)

Son muchas las personas que tienden a hacer un inventario del logro o no de las metas
propuestas durante todo el año. En ocasiones descubren que, independientemente de la
razón, una buena parte no ha sido realizada. Otros tantos internamente, sin haber hecho lo
primero, de igual forma, aunque sin proponérselo, también interiorizan (por lo general ni
siquiera lo comentan): “¿Qué tanto aproveché o no este tiempo?”.

Lo principal no es haber o no logrado las metas propuestas en nuestro interior para
alcanzar durante este tiempo, sino más bien, qué puedo hacer a partir de hoy para poder
alcanzarlas. Una buena salud mental va a depender en gran manera de la aceptación y
comprensión del sitial que ocupamos en nuestra vida. Son muchos los individuos que
para esta época dicen sentir sentimientos de tristeza, soledad, vacío e, inclusive, he oído a
mucha gente expresar que el periodo de fin de año les provoca una especie de melancolía.

A diferencia de todo esto quiero revisemos, dentro de este “Inventario de Fin de Año”,
donde, como señalé en el primero de esta serie, han ocurrido grandes eventos de
trascendencia mundial: ¿Hemos colocado en orden de prioridad lo que verdaderamente
necesitamos?, ¿Hemos valorado de igual manera todas aquellas cosas con las cuales la
vida nos ha premiado?, ¿Cuántas veces nos hemos puesto, en vez de compararnos con
otros, a ver todo lo que Dios nos ha dado?

Consulté en días pasados a una señora, quien se quejaba de haber tenido que levantar su
familia, sobretodo, por no haber tenido un compañero que le ayudase con la formación
de sus hijos. Durante la consulta le pregunté cuál había sido la respuesta de eso que ella
aparentemente lamenta, de inmediato respondió, acompañado de un cambio completo
en su expresión tanto facial como verbal, “Bueno, eso sí que, gracias a Dios, todo el
sacrificio que he podido hacer es poco, comparado con el resultado que he obtenido de
la buena formación con la que hoy se desenvuelven mis hijos en la sociedad, siendo ya
adultos”.

Nosotros también, al igual que ella, podemos terminar el año cantando la estrofa de
una canción que dice: “Gracias a la vida que me ha dado tanto”, acompañado con un
buen “gracias a ti, Dios”.

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