Inventario (4 de 4)

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el
cielo.” (Proverbios 3:1). He querido empezar con este versículo bíblico, para lo cual
consulté diferentes traducciones, considerando esta (Nueva Versión Internacional) la más
clara para lo que voy a tratar.

Todos, unánimes, queremos para este 2011 poder superar todas aquellas dificultades
mencionadas y enfrentadas durante todo el año anterior. Las esperanzas y el deseo de
lograr levantar y recobrar una serie de cosas que paulatinamente, otras abruptamente,
hemos ido perdiendo. Partiendo de lo que dice la cita anterior, estamos en el “momento
oportuno” para que todos, conjuntamente, arranquemos con nuestro aporte en todos
los ámbitos sociales. Es tiempo oportuno, momento idóneo, para que uno a uno demos
nuestro aporte en el rescate de nuestra nación. Vivimos en un país maravilloso, donde
encontramos sol todo el año (vienen a disfrutarlo de todo el mundo), playas (con
un azul tan intenso que los que no las conocen piensan que no es real), montañas
donde las temperaturas pueden darse hasta bajo cero; y sobretodo, seres humanos,
(independientemente de todo lo que podamos ver) maravillosos y solidarios.

Entonces, empieza el inventario en esta primera semana del año en todo aquello que estás
preparado para dar. En las calles: la limpieza, la quietud, el respeto entre los miembros
que circulan por ellas; que sea más segura evitando provocaciones, exabruptos, entre
otras cosas; pero sobretodo, evitar la violencia, no dejarte provocar y dedicarte a ceder.
En tu barrio, condominio o sector, de igual forma: cooperando y aportando más o menos
lo mismo señalado cuando estás en las calles. Por tu familia: resuelve ese bache que hay
con tu pareja, del cual solamente tú puedes ayudar a salir y transformar esa relación, la
cual muchas veces por nimiedades se destruye; es solo tuya la responsabilidad y el deber
de conducir y mantener normas y posición sobre tus hijos, no importa si chocas o no con
los nuevos paradigmas familiares existentes hoy día.

Es obvio que mi vida y, por ende, la de mi familia está afianzada y depositada en las
manos de Dios, tratando de acatar y obrar según Su palabra. Es por esto que quiero
exhortar, independientemente de tu convicción religiosa, en estos tiempos difíciles y
controversiales, que deposites tu vida y la de los tuyos en esas manos seguras y firmes.

Bendiciones en este nuevo año.

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