Hacia dónde ir (2/2)

Los niños son como una esponja, se van llenando de lo que le pongas en su medio
ambiente. Muchas veces las conductas citadas como no acatar órdenes, incapacidad para
compartir con otros niños, dificultad para desarrollar asignaciones en la escuela; se deben
a la falta de orientación adecuada, normas y límites adecuados y, sobretodo, ambivalencias
entre los padres, es decir, desacuerdos al momento de establecer las reglas y definición de
fronteras de lo que está permitido o no. Por el contrario, si todo está bien en el hogar y,
desde pequeños, han manifestado dichas respuestas, entonces podríamos tener presente
alguna dificultad que esté impidiendo su desarrollo en forma sana y adecuada. Es aquí
cuando los padres deben buscar ayuda profesional a través de un psicólogo que se encargue
de orientarles y remitirles a las evaluaciones necesaria y, por ende, a los especialistas de
lugar.

Por lo general, estos niños, en vez de ser ayudados, son etiquetados desde pequeños,
especialmente por padres y familiares cercanos, como “insoportables”. Sin embargo, es
penoso, ya que los mismos cada vez más suelen deteriorar su conducta generándose en
ellos una serie der frustraciones y sufrimientos por no poder responder a las exigencias del
medio.

En nuestro país disponemos de instituciones de ayuda a la familia, como: “Pro-familia”,”
Instituto de la Familia”, entre otras; que se encargan de dar apoyo y ayuda no solo con
este tipo de situación, sino también cuando se presentan problemas que impiden el manejo
adecuado de la misma.

En sectores de nivel socio-económico bajo, por lo general, no se acostumbra buscar ayuda
para los trastornos conductuales, con lo que cada vez más los mismos van en aumento y las
familias se ven cada vez más afectadas. Es necesario que, por favor, la busquen a tiempo.

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