S.O.S

Construcciones en toda la ciudad, carros sin mufflers, motocicletas ruidosas permanentemente que se
desplazan en nuestras calles sin importar hora del día o la noche, sumado a la modalidad de colmadones
y bares abiertos sin discriminación de sector con música cuyo volumen es puesto sin tomar en cuenta
los decibeles establecidos tolerables, todos estos causantes de ruido, unos de los factores de mayor
incidencia en la salud física y mental de nuestra población. Prácticamente ningún sector está libre de
esto, ocasionando desesperación en las familias.

Las consecuencias de exponerse permanentemente a ruidos provocan enfermedades neurológicas,
cardiovasculares y serios trastornos emocionales en los individuos, y más aun cuando este experimenta
una especie de frustración y desamparo al no poder hacer nada al respecto. Habría que estar en
el zapato de quien, al llegar a su casa cansado, tiene una música que evita que hasta su saludo sea
escuchado, o cuando por las noches, especialmente los fines de semana, donde se supone va a dormir
después de una faena completa de trabajo, tiene que taparse los oídos con almohada para evitar la
mayor penetración de ruido en estos.

Como parte de la protección del medio ambiente existe un departamento anti ruidos, e inclusive, en los
últimos días se han estado realizando operativos de cierre de negocios por esta situación. Sin embargo,
he recibido grandes quejas de cómo se pasan noches enteras llamando para que envíen las personas
indicadas para el control de estos y no aparecen.

Este es uno de los grandes problemas que en un país pobre está acarreando graves consecuencias en la
salud de la población. La solución está en manos de las autoridades. Mientras tanto, el ruido mantiene
alterados emocionalmente a los individuos, sobre todo “ladrándose” unos a otros en nuestras calles.
Esto no es sencillo.

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