Honrémosle

Suena el teléfono y, al levantarlo, escucho una voz desgarrada de dolor que me dice: “Ha muerto mi
viejo”. El mismo llevaba un tiempo muy enfermo, por lo que muchas veces se piensa que este proceso
permite que la persona se prepare para verle partir. Esto revive en mí el momento cuando viví la misma
experiencia.

No importa la circunstancia a través de la cual una persona haya tenido que vivir la experiencia de
perder definitivamente la persona del padre; ésta, sin importar edad (del padre), deja un vacío; sobre
todo, cuestionamientos de si hemos sido o no verdaderos hijos.

Es propicia la ocasión, ya que el próximo domingo en nuestro país se celebra el día del padre, para
reconocer el papel que ellos desempeñan en nuestras vidas. En estos momentos, entre las cosas buenas
que tenemos y que se han logrado incorporar a las familias es una mayor integración de estos en
actividades como: llevar los niños al médico, cuidar ellos cuando sale mamá, entre otras cosas.

La figura paterna desempeña un papel definitivo en la vida de un individuo. Tanto es así, que las reglas
impuestas por él, aun cuando no está, mamá suele decir: “Tú sabes que eso a tu papá no le gusta”, “tu
papá no está aquí, tengo que consultarlo con él”, “espera que tu papá llegue”. Y, aún después de no
existir físicamente, en nuestras vidas permanece viva la imagen de este.

Todos aquellos que tienen la oportunidad de tenerlo presente, aprovéchenla; para darle todo aquello
que muchas veces ellos no piden, como: un abrazo, un te quiero, una expresión como: “Tú si me has
enseñado”, “Te agradezco...”, etc. Recuerda que culturalmente se enseña que “los hombres no lloran”.
Pero papá, no solo llora, sino necesita que tú le recuerdes que le amas.

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