Dosis diaria


Detenerse en cualquier esquina de la ciudad capital se ha convertido en los últimos años
en uno de los tantos elementos que generan a la vida cotidiana alta dosis de estrés. Mirar a
izquierda y derecha, supongo es algo que todo conductor de vehículo de motor tiende a hacer
inconscientemente a la espera de que le tiren un paño sucio y enjabonado, se te avalanchen
dos o tres vendedores juntos, sumado a los mendigos, a veces con verdadero impedimento
físico o fingiendo tenerlo; situaciones que hay que manejar hasta en horas de la noche. Lo
peor es la forma agresiva y de reclamo que te hacen estos individuos de todas las edades.

Quiero citar una vivencia de hace unos meses (una de las tantas que yo he vivido en estas
esquinas): En el tramo de la Bolívar, entre Lincoln y Churchill, me detuve, más o menos a mitad
del trayecto en vista de que había un pequeño tapón; al sentir un duro golpe en mi puerta,
me asusto, y veo que era una enana que, dado su tamaño, no le veía pidiéndome, lo que la
molestó y provocó que me diera varios puñetazos en el vehículo e insultos de toda índole.
Volvió a cambiar la luz, salió corriendo a la esquina y, subiéndose a la acera y aprovechando
más tiempo, continuó con sus insultos.
Insólito, ¿no?

En otra ocasión, en la Churchill, una de mis amigas, al dos menores pedirle y ella señalar
negativo con el dedo, de forma burlesca, se acostaron sobre el bonete de su carro y le sacaron
la lengua. Es una grave provocación que genera, no solamente subir la adrenalina, sino rabiar y
quien sabe cuántas cosas más.

De este tema he escuchado hacer llamado por diferentes medios, pero aparentemente no
se han tomado las medidas de lugar. Problemas de esta índole, parecen pequeños, pero
en realidad son graves y nocivos a la salud mental y física de las personas, ya que cada día,
sumado a las situaciones a las que vive sometido el individuo, hay que acarrear con una
invasión permanente de personas que te agreden en las calles cada día; inclusive, dos o tres
esquinas consecutivas tienes que pelear con este fenómeno.

Solucionar esto no implica gastos económicos, basta solamente con que las autoridades
correspondientes asuman de manera inmediata la corrección de este mal, sin tener que ni
atropellar ni dañar, con solamente ejercer la autoridad y así evitar, aunque no lo crean, graves
problema a nuestra salud física y mental.

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