Cuesta


Esta semana recibí a primera hora de la mañana una llamada telefónica que me movió a hacer
reflexión para mi vida con relación a la toma de decisiones de cómo utilizo mis finanzas y hasta
dónde llevo mi vida acorde con éstas. Una señora conocida me solicita si le puedo ayudar a
diligenciar una beca en la universidad más cara y de mayor élite de la República Dominicana,
acompañada de la exclamación siguiente: “En fe, ya la inscribí. Dios me respaldará.”. Esta
mujer, con un esposo sin trabajo hace tiempo; con unos ingresos que se le irían el 60% sólo
para el pago de la misma; no solo está asumiendo una actitud ilógica, sino más bien, no
ha entendido cual es su verdadera realidad en términos económicos y sociales. Si bien es
cierto que no debemos escatimar esfuerzos dentro de nuestras posibilidades para una buena
formación de nuestros hijos, también lo es que la misma debe estar adecuada a la situación
económica y social a la cual pertenecemos.

En este caso, el país cuenta con una universidad estatal de alta preparación académica,
avalada por las principales universidades del mundo.

Vivir de acuerdo a nuestro poder adquisitivo es fuente importante para un manejo adecuado
en nuestras finanzas. La Biblia dice: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre,
no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” (Lucas
14:28).

Una de las razones que mueve a la sociedad moderna es el crear necesidades de cosas a través
de las cuales lo único que se logra es manejar niveles elevados de ansiedad en la búsqueda de
cómo llenar esa “necesidad”. El gobierno acaba de tomar una disposición para el año venidero
de recortes y austeridad para con ello poder enfrentar, lo más adecuadamente posible, la
situación por la cual atravesamos hoy en día.

La palabra austeridad no implica, ni mezquindad, ni tacañería, sino evitar y recortar todo
lo que no es meramente necesario, y a través de esto lograr un equilibrio en lo que sí es
verdaderamente necesario.

Es preciso que dentro de la familia se elaboren planes y se revise si están o no llevando una
vida conforme a su realidad económica. Este mes podría ser, si no paramos, un tiempo en el
cual, no solamente gastemos lo que tenemos, sino que a su término nos enfrasquemos en
deudas y compromisos económicos con el propósito de celebrar una navidad con derroche de
lo que no tenemos.

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