Paradójico


El niño, desde que nace, tiene un ciclo de desarrollo natural, el cual debe darse de manera
sistemática. Empieza con la etapa de succión, utiliza el llanto como forma de expresión, con
lo que a veces por las noches no permite conciliar el sueño a sus progenitores. Y, en él, se van
dando una serie de eventos, uno detrás del otro. Antes de caminar, tiene que haber superado
una etapa, y es la gatear. Pero, no sale corriendo sin antes haber permanecido un tiempo
asimilando y desarrollando la facultad de caminar.

Hago referencia de lo necesario de quemar etapas, en virtud de cómo fama, poder o dinero
adquirido de manera súbita traen a su vez transformaciones en los individuos que muchas
veces los dañan, de forma tal que quienes les rodean suelen manifestar que “fulano” o
“fulana” se han convertido en otra persona.

Manejar poder, especialmente en sociedades como la nuestra, donde suele endiosarse al
individuo, conlleva a que este, muchas veces sin darse cuenta, pierda su verdadera esencia y
entienda estar por encima de los demás. Hemos tenido experiencia de jóvenes, especialmente
de escasos recursos, que han podido llegar a la fama en el mundo del arte, deporte, etc., y, la
misma, transformarlos en simples victimas de lo que han adquirido. Si miramos alrededor, los
escándalos que se han dado uno tras otro en personas especialmente del mundo del arte, son
una muestra fehaciente de lo dañino que puede ser para una vida escalar posiciones sin haber
quemado etapas y mucho menos estar preparado para llegar donde está. Al subir una escalera,
hay que hacerlo escalón tras escalón, porque con solo saltar uno por no haberlo percibido,
podría convertirse en una caída mortal.

Para mí, ha sido impactante, y no suelo señalar personas, ver cómo una joven, que hace par
de años hasta yo me emocioné mirándola competir en un escenario con jóvenes de muchas
nacionalidades y que sé que también todo el país la apoyo, hasta granar el primer lugar,
hoy se encuentra como noticia en todos los medios, envuelta en una serie de actos que,
verdaderamente, son muy penosos.

Parece que es necesario, cuando se dan estos saltos, sea evaluada la condición emocional y
capacidad de la persona para enfrentar los cambios que se operan en la vida de éste. Jamás
se imagino la familia de Martha, personas de pueblo, con valores, que aquella joven risueña,
dulce y atrevida, se llegaría a convertir en lo que es hoy.

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