Realidad de hoy


Como nunca antes en la historia de la humanidad había existido tanta necesidad de refuerzos
permanentes, para el hombre poder subsistir, de mensajes positivos y de autoayuda. A diario,
a través de los medios de comunicación y las redes sociales, nos llegan mensajitos que tratan
de dosificar y llevar “alimento para el alma”. El tema de la felicidad, la paz, unidad, entre otros
se ha convertido en una fuente de inspiración para escritores de nuestro tiempo. Para aquellos
que no leen, tratan de buscar, quizás en las iglesias o comunidades de apoyo, ayudarse para el
diario vivir. Sumado a todo esto, basta acercarse a centros hospitalarios o clínicas para darse
cuenta de cuán abarrotados se encuentran de personas con diferentes enfermedades. La
automedicación para manejar el estrés y uno de sus principales síntomas, que es el insomnio,
se ha convertido en, más que una búsqueda de ayuda, en un problema en virtud del cuidado
que hay que tener a la hora de iniciar el uso o consumo de medicamentos de esta naturaleza.

Tanto la prensa escrita como los diferentes medios usados hoy para la comunicación, tienen
espacios dirigidos para ayudar a apalear la forma de vida a la cual se ha dejado arrastrar el
hombre de la sociedad moderna. Paradójicamente, vivimos el momento de los más grandes
avances tecnológicos y científicos, pero, paralelo a esto, la sociedad presenta un retroceso que
a veces me cuestiono si estamos en la edad de piedra. ¡Ironías de la vida!

Todo el mundo o la gran mayoría está solo, incomunicado; el hombre se ha ido convirtiendo en
pequeñas islas que cohabitan bajo un mismo techo que se llama “familia”, no obstante, cada
quién llega y se sumerge en su propio universo.

Se necesita un cambio de paradigmas, valores y actitudes que permita a su vez retomar lo
que paulatinamente se ha ido perdiendo hasta llevar al ser humano a efectuar respuestas
conductuales ante situaciones de vida tan horrendas que han colocado a las personas en un
posición permanente de temor y miedo.

Hay propuestas importantes para apalear la delincuencia, criminalidad, violaciones, etc.,
pero la principal es que cada uno inicie una evaluación de cambios en sus vidas, empezando
por la base fundamental que es la familia. Todo proyecto encaminado al cambio social debe
enfocarse y dirigirse primordialmente hacia adecuar y transformar el estilo de vida que prima
hoy en los hogares dominicanos.

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