Constante búsqueda


Esta semana, por primera vez, les traigo un tema que escribí y fue publicado en
el 2009, pero dadas las experiencias vividas en los últimos días con pacientes con
manifestaciones de tipo psicosomáticas, especialmente jóvenes, considero será de gran
provecho para muchos.

“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero…” 1 Timoteo 6:10

En nuestra sociedad, el dinero es la raíz principal de la mayoría de nuestros males,
empezando por los problemas generados dentro del marco familiar, en el cual ocasiona
grandes conflictos entre sus miembros.

Paradójicamente, entre el pobre, que nunca tiene suficiente, y el rico, que desea tener
más, hay un elemento en común: ambos dedican todo su afán en busca del mismo.

Quiero enfatizar la forma que usamos la mayor parte de nuestro tiempo, tratando en el
día a día, y dado el alto costo de la vida, buscar cada vez más la manera de aumentar los
ingresos.

Especialmente entre los jóvenes, los cuales quieren todo “microondas” y viven,
desgraciadamente, sumergidos en una búsqueda constante de dinero, sin tomar
oxigeno, “para ser alguien”; razón por la cual los mismos nunca están conformes en
el trabajo que realizan, todos quieren hacer “negocios”, y pareciere como si ellos
mantuvieran una competencia de pulso permanentemente, de tal forma que es
alarmante la cifra de enfermedades gástricas y trastornos cardiovasculares, inclusive
muerte súbita de infarto cardíaco en jóvenes menores de treinta años.

Es necesario llevar a reflexión que las verdaderas cosas no se obtienen con dinero,
por ejemplo: un amigo, ¿puedes comprarlo con dinero?, al contrario, como dice una
frase: "un amigo es como la sangre, que acude a la herida sin que nadie la llame"; sin
embargo, una de las luchas de nuestra sociedad consiste en adquirir bienes para ganar
amigos.

Tuve la experiencia a raíz de la enfermedad de un millonario muy cercano a mi, el cual,
con todo su dinero, tratado en el mejor hospital de EEUU, por el Oncólogo de más
reconocimiento en tratamiento de linfoma, no pudo, no solo recobrar su salud, sino
que el hospital no quiso mantenerlo, porque no había nada que hacer. Recuerdo que
este mandó a diseñar su último carro (que no pudo ni ver), el cual me sirvió, con mucho
dolor, para ir a su funeral.

¿Vale la pena hacer cosas, de las cuales tengamos que arrepentirnos, por dinero?,
¿hasta dónde sirve?, y por último, lleva esto a reflexión.

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